Vuelvo a escribir. Lamento que mi blog anterior ya no esté, habían poderosos textos ahí, pero comenzaremos un nuevo viaje alrededor de mis experiencias, mis aventuras y mi querido amigo: El Arte.
Para iniciar mi texto, debo admitir que mis ideas se revuelven como una sopa de letras de 20 filas y columnas. Ordenando y escogiendo, al azar, palabras que se me vienen a la cabeza, comenzaré explicando que es necesario en cada ser vivo una cultura, costumbres y ritos. Nos asemejaremos a las tribus indias, imaginándonos que cada cosa que hacemos durante el día es un ritual. Debemos creer en algo, no necesariamente en Dios, cada quien posee su propia fe.
Para empezar con la ardua tarea de convertirme en actor, tuve que reconocer algunos detalles en mi vida que simplemente no los tenía presentes. El mentir, el imaginar, el ver cosas inexistentes, el escuchar sonidos ignorados por otros oídos y, además, el querer ser distintos o ser otras personas.
En este camino, de ser otras personas, me obligué a transformarme en lo más parecido a mi padre, un contador auditor con vasta experiencia en esta profesión, muy alejado del mundo del arte, honrado en su trabajo, que no permite que su ética laboral se quiebre, pero que, a mi parecer, es un hombre frustrado y cansado de la vida, desquitando su situación con palabras que han herido mi sensibilidad y han transformado mi forma de quererlo en una ambigüedad notable.
Lo que es realmente un misterio, fue que mi primer año en esta carrera fue perfecto, conocí personas maravillosas y descubrí trocitos del mundo que desde niño ignoraba. Pero lo que marcó mi vida ese año, fue una obra de teatro, que tuvimos que presenciar en uno de mis ramos (Comunicación y Lenguaje), que nunca creí que ocurriría en ese universo. La obra se llamaba: "Los Peces No Vuelan". Lo más importante que recordaré de esa maravillosa creación artística es, que al contrario de su nombre, soñé que los peces sí vuelan y me sumergí en el mundo onírico de mi vida, para creer que sí puedo y quiero ser actor, así como uno de los personajes de esta obra.
Con lo anterior, se alarga mi camino por conocer el arte y por descartar los números y las cuentas, sin saber, hasta hoy, que serían muy importantes en mi desarrollo teatral.
Así que hoy, con un profundo recuerdo y sintiendo que corre mi sangre de artista por mis venas, les doy la bienvenida a mi blog, obsequiándoles una fotografía de esta obra mágica y maravillosa.
"Los Peces No Vuelan".
